Injusticia Invernal.

Resulta que hoy me cagué de frío.
No es ninguna novedad, lo sé. El penetrante e incómodo viento entró por las mangas de mis pantalones y por el fin de mi nuca durante todo el viaje desde Berazategui hasta Correo Central cerca de las 22:00. He sufrido.
Pero peor aún fue esperar en Paseo Colón la cucaracha roja putrefacta con olor a descomposición química y natural, perteneciente a la empresa SOMA (Sociedad Macri), es decir el 140. Obvio que dolió pagar $1.20 para viajar unas pocas cuadras y encima luego tener que desinfectarme con alcohol en gel todas mis extremidades.

Sé que mañana no me va a ir mejor, me tomo esa misma asquerosidad en la misma parada que hoy me bajé para ir al laburo y tipo 18:25 voy a estar bajándome de FFCC en Retiro para ir a la facu.

Agenda:
Comprar más alcohol en gel y toallitas desodorantes !

Injusticia del reconocimiento.

Sin presiones ni desencantos, recomiendo este blog para los amantes del cine, la música y las cosas varias de la vida.

http://imfreakalot.blogspot.com/


Agenda:
No sé si EL AUTOR merece esta publicidad.

Injusticia Cumpleañera.

A la mayoría de las personas parece gustarles festejar el aniversario del natalicio. Yo lo detesto.


No me gusta festejar mi cumpleaños y tampoco me gusta asistir al de los otros.

De los 24 años que ya pasé en mi vida, no recuerdo uno que no haya llorado. Por los invitados, por los regalos, por lo horrible de la torta, porque no se quieren ir, porque no traen vino, porque llegan demasiado temprano, porque se invitan solos, porque me cantan el cumpleaños feliz a los gritos, porque me piden hielos, servilletas, pilas para las cámaras, que corra a la gata del medio porque les da alergia o un vaso de agua fría. ¿Agua fría? Vacié la heladera para poder llenarla de cervezas; ¿Y me venís a pedir agua? Ridículo.

Odio que la gente se siente en mi mesa a comer como desaforados sin levantar la cabeza ni siquiera para pedirte un vaso. Odio que me pregunten cuantas cucharadas de limón le puse al guacamole mientras estoy hablando con una amiga que no veo hace años. Odio que quieran cortar la torta a las 21:30 porque el novio de tal se tiene que ir. Odio que frases gritonas como; “pediiii deseooosss”, “que seeaannn 3”, “las velas nos se apagan, vas a tener un montón de novios este año”, “feeelizzz cuuumpleeeee” Es todo patético. Aburrido y de mal gusto.

Odio que cuando te dan un regalo digan “es una pavada” o “lo podés cambiar”. Obvio que es una pavada u horrible. El 90% de los regalos que recibí en mi vida los tuve que cambiar, regalar, donar o los dejé pudriéndose en el fondo del placard. Si de verdad querés hacer un regalo al agasajado, lo mejor es que lo compres con el corazón, que indefectiblemente se pueda cambiar en el mismo local o que sea dinero. Ese es el único regalo de verdad.


En los cumpleaños ajenos sufro mucho más.

Odio saludar con un beso a las 30 personas que llegaron antes que yo. Al entrar todos te miran con la trompa extendida suplicando un saludo afectuoso. Lo detesto. Y más aún odio a las mentes arcaicas que suponen que yo soy una amargada porque no quiera pasar mi cachete por caras desconocidas esquivando piernas, brazos, copas, cigarrillos, niños y perros pulgosos que andan por ahí.

Odio los objetos descartables que usan como “vajilla momentánea” para las fiestas. Si querés invitar a 50 personas a tu cumpleaños, bancate después lavar mínimo 50 platos de postre, 50 copas, 100 cubiertos, 50 servilletas de tela, buenos manteles. No existe la posibilidad que yo tome un vino medianamente bueno en un baso de plástico transparente o que me sirvan la torta –que dicho sea de paso, el que la corta siempre la manosea cuando se cae un pedazo del merengue- en una servilleta de papel, o peor aún en un rollo de cocina. No hay nada más absurdo.

Odio los hombres con delirios de DJ. ¿Por qué supone que un tema de Joan Manuel Serrat queda bien después de uno de Alcides? ¿Por qué creen que después de las 12 ya pueden mezclar un tema de Cindy Lauper con otro de Vilma Palma y nos va a gustar? Al cabo del desarrollo de la fiesta, escucha tantas quejas que termina cortando los temas y cambiando improvisadamente de un Pink Floyd remixzado a Ilarilarie de Xuxa.

Estos chicos siempre pierden el sentido de la coherencia antes de entrar a la fiesta.